viernes, octubre 05, 2007

TRABAJO PIE A TIERRA

(artículo publicado en Suplemento Ecuestre, junio/2007)

Flexiones
Un protocolo de entrenamiento incluye un poco de trabajo suelto que puede contener algunos juegos para conseguir soltura y obtener la atención del caballo. Todos estos ejercicios se deberían realizar con el caballo totalmente suelto y no debemos dejar de premiar las ejecuciones, sin abusar en la cantidad ni en las exigencias ya que solo se trata de un poco de descontracción, establecimiento de la atención y concentración necesarias para el resto del trabajo.

Ya con la jáquima colocada y un cabestro ahora vamos a trabajar la flexibilidad del cuello.El tema de las flexiones de cuello está profusamente desarrollado en innumerables tratados de equitación en función de la importancia y trascendencia que tiene.

En principio debemos enseñarle al caballo que ceda a la presión aplicada por el cabestro para que independientemente del resto del cuerpo ceda su cabeza y flexione el cuello en la dirección exigida. Colocados a la altura de las espaldas del caballo o un poco más atrás, tensionamos el ramal aplicando una fuerza que irá de menor a mayor, levemente incrementada, hasta que el caballo dé alguna señal de estar buscando una solución al problema planteado. Las primeras reacciones no superan el pestañeo, hasta que en el mejor de los casos se produce una evidente relajación de los músculos del cuello que culminan con un reflejo de masticación y la cabeza vuelta hacia sus propios flancos. Debemos estar atentos a premiar y acariciar el esfuerzo por mínimo que sea, dejar enderezar la cabeza y repetir dos o tres veces, tratando de obtener progresivamente la flexión más profunda posible. (Este objetivo puede llevar varias sesiones dependiendo de la morfología y temperamento de cada caballo)

El objetivo final es que ante el reclamo o llamada del cabestro el caballo gire su cabeza y ceda su cuello con flexibilidad. Sin que nos veamos en la necesidad de sostener ninguna tensión en el cabestro, el caballo aprende a responder a la señal y no a la acción de una fuerza.

Con este ejercicio podremos advertir los puntos neurálgicos y rigideces del cuello… según la morfología del caballo tendremos un gran repertorio de entregas parciales del cuello; procediendo a palparlo encontraremos nudos de contracturas por los que no pasa la relajación ni la entrega. Mientras demandamos la cesión del cuello aprovechamos para masajear esos puntos buscando relajarlos.

Si el caballo no relaja la tensión que va desde la cruz hasta la nuca, buscará la salida cediendo en otro punto… Algunos torcerán la cabeza (respecto de su propio eje vertical)… otros intentarán salir para atrás… o intentarán hacer un giro manteniendo la tensión todo a lo largo de su columna… Con paciencia, primero debemos mantener al caballo quieto y luego, en repetidas sesiones, iremos buscando que el cuello ceda en toda su longitud y que el caballo independice el cuello del resto del cuerpo. Debemos aceptar las dificultades y limitaciones morfológicas y aceptar, en consecuencia, las respuestas que estén en el camino esperado, por mínimas que sean. Del mismo modo, no debemos permitir que se instalen respuestas incorrectas, que en general son aquellas que mantienen la tensión en algún lugar del cuerpo.

Hay que hacer una advertencia: no se debe perder de vista que este ejercicio puede ser utilizado con la intención de dominar o “liderar” al caballo por presión… el efecto de sumisión por la fuerza puede ser efectivo, pero nuestra intención tiene que estar puesta en que la ejecución sea sin tensiones, con relajación y en forma adecuada a la morfología del caballo, buscando la “aceptación” y no la “imposición”.

La flexión del cuello debe estar confirmada, no deberíamos avanzar hasta no tener flexiones relajadas a ambas manos que cedan ante la menor demanda del cabestro y que demuestren una total independencia del cuello del resto del cuerpo. La flexión lateral del cuello será el fundamento para un equilibrio correcto que no se base en tensiones musculares y para que en el futuro las medias paradas sean eficaces.

Iniciación a la cesión a la pierna

Una vez que el caballo cede el cuello según la ejercitación de las flexiones podemos iniciar dos ejercicios que deben ser combinados y conjugados articuladamente: ceder a la pierna y giro sobre el anterior.

No se trata de un ceder a la pierna expresamente ya que estamos trabajando a pie, pero justamente trataremos de fortalecer la respuesta refleja del caballo a las ayudas en su costilla, primero con la mano.

Con el caballo que ha cedido su cuello hacia uno de sus flancos procedemos, según la sensibilidad del caballo, y de menor a mayor, a estimular la zona de la costilla donde, si estuviéramos montados, podría actuar nuestra pierna, hasta que el caballo cede al estimulo apartándose. Según sus habilidades, responderá con un ceder a la pierna si decide desplazarse o un giro sobre el anterior si deja su mano en el lugar.

Nunca está demás reiterar que debemos supervisar la relajación del cuello: el movimiento que inicie el caballo estimulado en sus costillas debe mantener la incurvación de toda su columna vertebral.

Lo más probable es que, como consecuencia de alguna tensión provocada por los problemas que plantea el ejercicio, el caballo tenga algunas dificultades y en sus primeros ensayos intente enderezar el cuello y girar bruscamente. Para evitar estas respuestas incorrectas, antes que exigir una ejecución impecable de principio a fin, debemos aceptar las mínimas tentativas del caballo para actuar según lo demandado. De otro modo, si toleramos ejecuciones tensionadas estaríamos aceptando una respuesta errónea y más tarde, cuando queramos corregir o exigir una mejor técnica, el caballo difícilmente comprenderá por qué hemos cambiado de parecer en cuanto a cómo se ejecuta esa maniobra.

Los intentos correctos, dentro de las expectativas y según la habilidad de cada caballo, de todas maneras mostrarán algunas variantes sobre la respuesta o la ejecución ideales. Por eso debemos tener claro el objetivo del trabajo: 1. que el caballo ceda y acepte la ayuda; 2. que mueva francamente su posterior interno sin perder la flexión del cuello; 3. que el anterior interno mantenga la suficiente actividad para que la misma espalda no pierda la soltura y libertad necesarias y 4. que sin perder la flexibilidad ni la relajación se pueda advertir un descenso del anca.

Decíamos al comienzo que se trata de combinar estos ejercicios… si el caballo se desplaza como cediendo a la pierna, este desplazamiento debe ser redirigido al enderezamiento dentro de un círculo (digamos de un diámetro que respete la mayor incurvación que tolere cómodamente el caballo) para controlar que la cesión no se convierta en una vía de escape a algunas tensiones que se pudieran haber generado durante la ejecución del ejercicio. Contrariamente, si el caballo deja clavada su mano interna debemos buscar que logre independizarla para que adquiera un movimiento libre y fluido para lo cual insistiremos hasta lograr un esbozo de ceder a la pierna, donde el anterior interno se cruza francamente sobre el exterior, para devolverlo a los pocos trancos (no mas de dos o tres) al círculo con cuello relajado, acción de los cuatro miembros e incurvación sobre la circunferencia del circulo que describe.

No está demás agregar que durante la ejecución de este ejercicio el cabestro debe permanecer colgando y sin tensiones… cualquier imposición por la fuerza entrenará al caballo en una fuerza contraria a la que queremos desarrollar.

Una vez que el caballo se pone “fino” en la ejecución de estas demandas trabajaremos en un círculo para combinar la ampliación de éste en base a una “cesión a la pierna” y una restricción en base a una “espalda adentro”, siempre velando por la relajación, para rematar después de cada secuencia o combinación, con una marcha franca hacia delante en la rectitud dentro del circulo.

Los ejercicios de ceder a la pierna, giro sobre el anterior y espalda adentro son la base de toda equitación clásica. Buscan permeabilidad a las ayudas y flexibilidad, y combinan el aprendizaje de las primeras ayudas de las piernas con las flexiones de cuello.

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