jueves, marzo 18, 2021

El conocimiento como mentira

La equitación no está al margen de las discusiones sobre el conocimiento; si hay un conocimiento práctico o teórico, si la tradición oral basada en usos y costumbres representa un saber más auténtico que el clasicismo académico generalmente enfocado en cuestiones técnicas y teóricas; y todo ello sesgado por perspectivas morales que ponen en tela de juicio nuestro vínculo con el caballo. De todas maneras es necesario señalar que estas discusiones parten de un esquema en el que sujeto y objeto se presentan como entes autónomos sin relación ni interacción que ponga en perspectiva sus respectivas identidades.

Michel Foucault aborda el tema del conocimiento en una conferencia publicada en el libro La verdad y las formas jurídicas para hacer una interpretación de lo que Nietzsche dice  al respecto. Dice Nietzsche:

    "En algún punto perdido del universo (...) hubo una vez un astro en el que unos animales inteligentes inventaron el conocimiento. Fue aquel el instante mas mentiroso y arrogante de la historia universal."

 Nietzsche define el conocimiento como un artificio que no duda en calificar de mentiroso y arrogante. Los dos calificativos no parecen complementarios; la arrogancia quizás del género de la soberbia y la vanidad, hace pensar en cierta jactancia fatua y un envanecimiento presumido de quien se vanagloria de nada o de aquello que se apropia sin que le corresponda. En tanto mentir supone un comportamiento deliberado para ocultar, negar o engañar sobre una realidad; pero un artificio no es necesariamente una mentira. En qué sentido la invención del conocimiento es una mentira? Es una mentira el mecanismo psicológico? El mecanismo del conocimiento sirve para ocultar la realidad? O son mentiras los contenidos del saber? La arrogancia proviene de la jactancia por advertir la capacidad de mentir y engañar? En todo caso, siempre se podrá atribuir esta imprecisión retórica al puro estilo nietzscheano, siempre desbordado e intempestivo.

Lo que interesa puntualmente es el carácter artificial del conocimiento. Es entonces artificial el fenómeno psicológico o son artificiales las proposiciones del saber en el sentido de no tener correspondencia alguna con la realidad? Esa pregunta no tiene respuesta y bien podría justificar un esfuerzo reflexivo para indagar algo más. Pero a nuestros fines nos contentamos con la idea llana que el conocimiento es un invento, una creación de la inteligencia, un ardid, una estrategia que como veremos se basa en la lucha y tiene por fin la dominación.

Ahora bien, esta afirmación, que el conocimiento es un invento, lleva en si una sanción moral, un reproche a las artificiosas construcciones del saber. No solo porque no hay correlato entre las formulaciones del saber y la realidad sino porque las razones de este artificio encubren intereses espurios. Todo lo que se enuncia como saber respecto de la realidad ni siquiera es un error, mucho menos una hipótesis, sino que es mentira. Y desde luego no es una mentira nsustancial o contingente producto de la ignorancia arrogante sino que es una  mentira como ardid, estrategia, para ejercer dominio sobre las cosas. 

En esto hace particular hincapié Foucault:

    "Nietzsche dice que sólo comprendemos porque hay como fondo del comprender el juego y la lucha de esos tres instintos, esos tres mecanismos o pasiones que son reir, deplorar y detestar."

Y agrega:

    "Y estos tres impulsos (...) tienen en común el ser una manera no de aproximarse al objeto, de identificarse con él, sino de conservar el objeto a distancia, de diferenciarse o romper con él, de protegerse de él por la risa, desvalorizarlo por la deploración, alejarlo y finalmente destruirlo por el odio,"

De esta manera queda caracterizado que el conocimiento no es una pasión (un amor o voluntad de saber) por los objetos que nos seducen sino que el conocimiento responde a una serie de reparos, impulsos defensivos que producen odio, desprecio o temor. Para Nietzsche, el conocimiento según Foucault, supone respecto del objeto una relación de distancia y dominación, "en el conocimiento no hay nada que se parezca a la felicidad, al amor, hay mas bien odio y hostilidad (...) sistema precario de poder,"

Por lo tanto, según esta interpretación, el conocimiento es el efecto de una lucha de poder y por la dominación. Salta a la vista que esta concepción confronta de lleno con la idea clásica del conocimiento como adecuación, unificación y armonía con la realidad y sus cosas, de la búsqueda de un saber que revele alguna verdad. La idea intrínseca de la filosofía como amor por la sabiduría queda descolocada.

    "Cuando Nietzsche habla del carácter perspectívico del conocimiento quiere señalar el hecho de que solo hay conocimiento bajo la forma de ciertos actos que son diferentes entre sí y múltiples en su esencia, actos por los cuales el ser humano se apodera violentamente de ciertas cosas, reacciona en ciertas situaciones, les impone relaciones de fuerza."

Hemos esquematizado una reseña de como interpreta y analiza Foucault el conocimiento a partir de Nietzsche. El conocimiento como una serie de actos y efecto de una disposición estratégica del hombre frente a las cosas, una voluntad de dominio en un contexto de relaciones de fuerza. Esta concepción confronta como dijimos con la idea filosófica que hace del conocimiento el despliegue de un deseo por saber, un deseo incesante por comprender y entender las cosas del mundo y poder adecuarse a la realidad.

Hay todavía allí un dilema que se puede exteriorizar discutiendo la etimología de la palabra dominación. No nos hemos apartado de lo que nos ocupa, cuando hablamos de doma en el trato con los caballos, hablamos de dominación o de domesticar, actuamos por temor y nos vinculamos en una relación de fuerzas? Nunca quedan por fuera la voluntad de apropiarse y de dominar eclipsando los sentimientos de de amor y compasión. En términos nietzscheanos el conocimiento se ampararía hipocritamente en fórmulas de armonía y unidad. 

Asi las cosas, los procesos de conocimiento en torno del manejo del caballo están desde siempre atravesados por estas tensiones que implican un cuestionamiento moral. La pregunta pendiente es si hemos alcanzado o habremos de alcanzar un modo de conocimiento con las nuevas ciencias que nos exonere de las estrategias de dominio que denuncia Foucault y nos inicie en un camino de auténtico amor por lo que hacemos.