martes, julio 11, 2023

Lenguaje corporal

 Las domas naturales hacen hincapié en la comunicación con el caballo.

Toda comunicación implica un lenguaje.

Si bien la semiótica es un estudio referido específicamente al lenguaje humano, podemos extrapolar alguna de sus categorías para abordar con más precisión qué significa el lenguaje cuando tratamos de comunicarnos con los caballos.

La señal alude a una relación física, una suerte de relación causal, si hay humo hay fuego.

El signo es algo más elaborado porque implica cierto grado de abstracción siendo la relación entre signo y significado algo más elaborada en cuanto a la interpretación. Si bien las señales de tránsito se llaman señales, se podría decir que son signos que indican o dan información a través de imágenes.

El símbolo sería el grado más elevado de abstracción, por ejemplo una palabra, que no tiene en sí ningún rasgo que la identifique con lo que se pretende anunciar. La palabra perro no tiene nada de perro, aunque Borges diga que el Cratilo dice que en el nombre de la rosa está la rosa.

Con estos elementos deberíamos poder abordar con mejor criterio aquello a que nos referimos con el lenguaje de los caballos.

Según lo entiendo, nuestra comunicación con el caballo se basa fundamentalmente en señales, hay una relación física tanto por a tierra como montados, que transmite información.

Los signos para un caballo pueden entenderse como interpretación del medio… ambientes que conoce y en los que puede sentirse seguro, objetos que desconoce y que generan inseguridad y desconfianza… las señales impactan a nivel psicológico. En ese sentido nuestro “lenguaje corporal”, es decir, nuestra disposición física, la actitud, la mirada, el tono de voz, estar de espaldas, de frente o sentados… son elementos del escenario que dan señales al caballo para su análisis de la situación.

Por último, los símbolos, quizás sean los menos funcionales en la comunicación con el caballo porque al menos hasta ahora no se ha demostrado que el caballo maneje nuestros mismos códigos gramáticos y semánticos. Aunque un caballo responda a una “voz de mando” solo será por condicionamiento físico y reflejo.

Dicho todo esto para poner de relieve que para abordar un caballo bajo los términos de la comunicación y el lenguaje no hay que “aprender” un lenguaje de señas, no hay que repetir pasos de baile, sino que se trata de aplicar la intuición para manejar nuestro cuerpo como señales claras de la información que se pretende transmitir.