La nueva ola en la doma es heredera de un modelo escéptico que durante buena parte del siglo pasado y lo que va de este se caracterizó por sospechar del conocimiento académico y tradicional.
Siempre ha habido una tendencia juvenil a desafiar la autoridad para procurarse experiencias subjetivas y autodidactas que a la larga sólo implican una pérdida de tiempo.
La falta de crédito a los estudios y experiencias tradicionales es un problema ético tanto como ignorar la historia y la teoría subyacente conlleva a incurrir en errores y retrocesos
La soberbia intelectual desde los años 60 ha llevado a una especie de "relativismo extremo" donde todo conocimiento previo es cuestionado sin base sólida; la autoridad y la tradición son vistas como opresoras y la realidad misma se vuelve relativa y negociable.
Así las cosas hay conceptos de equitación clásica que se han vulgarizado como se ha vulgarizado gran parte de la cultura al punto de debatir si la tierra es esférica.
Uno de ellos es la descontracción que ahora no es más que una entrada en calor o unos minutos de libres movimientos en un circular con la única finalidad de la “entrada en calor” o la liberación de energías.
Lejos de eso, la descontracción supone un trabajo cuidado y sistemático para relajar y flexibilizar al caballo. Al fin de cuentas, como su propio nombre lo indica, se trata de quitar contracciones.
Flexiones de cuello, flexiones de mandíbula, giros y piruetas, pasó atrás… un protocolo muy razonado que sirve para trabajar algo básico como la flexibilidad y la relajación.
Un concepto básico de la academia tradicional ha sido desvirtuado por menospreciar su contenido técnico y vulgarizado en la práctica en tanto la nueva ola parece haber descubierto los beneficios de la relajación y armonía.
La escala de entrenamiento clásica señala como requisito básico la relajación e incluso a la hora de juzgar considera que la falta de relajación debe ser sancionada con puntajes por debajo de lo regular.
En conclusión, no hay que ser desdeñoso con el conocimiento sino más bien críticos de nuestras prácticas impertinentes que pretenden echar por la borda lo estudiado y tan luego venir a descubrir la rueda.