sábado, febrero 10, 2007

Flexiones de cuello

Un protocolo de entrenamiento suelto incluye un poco de trabajo en el cuadrilátero que puede contener algunos juegos para conseguir soltura y obtener la atención del caballo: trote con cambios de cadencias, altos y giros, iniciación al paso atrás y confirmación de la “unión”… todos estos ejercicios se pueden realizar con el caballo totalmente suelto y no debemos dejar de premiar las ejecuciones, sin abusar en la cantidad ni en las exigencias ya que solo se trata de un poco de descontracción, establecimiento de la atención y concentración necesarias para el resto del trabajo.

Ya con la jáquima colocada y un cabestro o ramal y habiendo aprovechado el movimiento suelto del caballo para atender sus tensiones y dificultades, ahora vamos a trabajar la flexibilidad del cuello.

El tema de las flexiones de cuello está profusamente desarrollado en innumerables tratados de equitación en función de la importancia y trascendencia que tiene.

En principio debemos enseñarle al caballo que ceda a la presión aplicada por el cabestro para que independientemente del resto del cuerpo ceda su cabeza y flexione el cuello en la dirección exigida. Colocados a la altura de las espaldas del caballo o un poco más atrás, tensionamos el ramal aplicando una fuerza que irá de menor a mayor, levemente incrementada, hasta que el caballo dé alguna señal de estar buscando una solución al problema planteado. Las primeras reacciones no superan el pestañeo, hasta que en el mejor de los casos se produce una evidente relajación de los músculos del cuello que culminan con un reflejo de masticación y la cabeza vuelta hacia sus propios flancos. Debemos estar atentos a premiar y acariciar el esfuerzo por mínimo que sea, dejar enderezar la cabeza y repetir dos o tres veces, tratando de obtener progresivamente la flexión más profunda posible. (Este objetivo puede llevar varias sesiones dependiendo de la morfología y temperamento de cada caballo)

El objetivo final es que ante el reclamo o llamada del cabestro el caballo gire su cabeza y ceda su cuello con flexibilidad. Sin que nos veamos en la necesidad de sostener ninguna tensión en el cabestro, el caballo aprende a responder a la señal y no a la acción de una fuerza.

En este ejercicio podremos advertir los puntos neurálgicos y rigideces del cuello… según la morfología del caballo tendremos un gran repertorio de entregas parciales del cuello y procediendo a palparlo encontraremos nudos de contracturas por las que no pasa la relajación ni la entrega. Mientras demandamos la cesión del cuello aprovechamos para masajear esos puntos buscando relajarlos.

Al no relajar la tensión que va desde la cruz hasta la nuca, el caballo busca la salida cediendo en otro punto… Algunos torcerán la cabeza (respecto de su propio eje vertical)… otros intentarán salir para atrás… o intentarán hacer un giro manteniendo la tensión todo a lo largo de su columna… Con paciencia primero debemos mantener al caballo quieto y luego en repetidas sesiones, iremos buscando que el cuello ceda en toda su longitud sin que la elevación de la cabeza sea una limitante y que el caballo independice su cuello del resto del cuerpo. Debemos aceptar las dificultades y limitaciones morfológicas y aceptar, en consecuencia, las respuestas que estén en el camino esperado, por mínimas que sean. Del mismo modo, no debemos permitir que se instalen respuestas incorrectas, que en general son aquellas que mantienen la tensión en algún lugar del cuerpo.

Hay que hacer una advertencia: no se debe perder de vista que este ejercicio puede ser utilizado con la intención de dominar o “liderar” al caballo por presión… el efecto de sumisión por la fuerza puede ser efectivo, pero nuestra intención tiene que estar puesta en que la ejecución sea sin tensiones, con relajación y en forma adecuada a la morfología del caballo, buscando la “aceptación” y no la “imposición”.

Para ayudar a la relajación podemos practicar un masaje en la nuca para proponerle al caballo una bajada del cuello hasta casi tocar el suelo con el hocico. Cuando masajeemos la zona de la nuca, el caballo bajará poco a poco su cabeza, y ante la primera cesión debemos suspender el masaje y acariciar el resto del cuello… en cada intento el caballo irá cediendo hacia abajo cada vez un poco más. Esto ayuda a estirar los músculos y tendones del cuello para que la flexión lateral no resulte tan exigente.

La flexión del cuello debe estar confirmada, no deberíamos avanzar hasta no tener flexiones relajadas a ambas manos que cedan ante la menor demanda del cabestro y que demuestren una total independencia del cuello del resto del cuerpo. La flexión lateral del cuello será el fundamento para un equilibrio correcto que no se base en tensiones musculares y para que en el futuro las medias paradas sean eficaces.

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